SORPRESAS GASTRONÓMICAS EN ROMA

  La gracia de la Diosa fortuna me ha permitido estar en Roma en varias ocasiones y por lo general, prefiero alojarme cerca de Termini, dado que la estación de trenes central de Roma, permite tener al alcance de la mano, la posibilidad de viajar hacia toda Italia rápidamente y eso, es una gran ventaja.  Cierta vez, habíamos llegado a Roma con un auto pequeño alquilado en Fiumicino, y como muchos sabrán, tener un auto en Roma suele ser algo… problemático.  No sólo por el tránsito y por tratar de evitar multas de la comuna por circulación dentro de las zonas de tráfico limitado, lo más peliagudo y complicado, es conseguir un lugar apto para estacionar,

  Sin embargo e inesperadamente, conseguimos dejar el vehículo no muy lejos del hotel.  Bajamos los equipajes, nos dieron la habitación y descansamos un buen rato, para recuperarnos de las doce agotadoras horas de vuelo en clase turista.

  Entrada la noche, llego la hora de disfrutar de una buena cena y decidimos salir en búsqueda de un  lugar apropiado y tentador. Teniendo en cuenta que aún estábamos cansados y aclimatándonos al nuevo uso horario, preferimos hacerlo con el auto y de paso, dar unas vueltas por la bellísima ciudad eterna.

Transito en Roma
Roma Estacionamiento

  Vaya uno a saber por las calles que anduvimos, lo cierto es que después de andar algunos minutos en dirección al Tiber y de varios giros cerca del circo máximo, aparecimos sobre la Piazza de San Pietro in Vincoli, donde por suerte había un estacionamiento abierto y con lugar en la zona pintada de color azul, qué es dónde los no residentes pueden dejar sus autos.

  Paramos allí y decidimos salir a caminar por los alrededores en búsqueda de un lindo restaurante. Frente a nosotros, surgía espléndida la iglesia de San Pietro in Vincoli, originaria del siglo V y restaurada en varias ocasiones donde se encuentran dos atracciones importantísimas de Roma, las cadenas con que había sido aprisionado Pedro en Jerusalén y el magnífico Moisés de Miguel Angel. 

  Una obra sublime esculpida en el 1500 para la tumba de Julio II.   Del otro lado, estaba la escalinata de los Borgia algo tenebrosa de noche, que pasa por debajo de donde se encontraba el antiguo Palacio y balcón de Giovanna dei Cattanei, la amante del Cardenal Rodrigo di Borgia, quien posteriormente sería el Papa Alejandro VI y con quien tendría 4 descendientes, una de ellas, la famosa Lucrezia Borgia.

  Aquella larga y empinada escalera era todo un desafío para remontar en caso de bajar hasta la Avenida Cavour, por lo que por allí no iríamos, las piernas no estaban cómo para tolerar semejantes subidas y bajadas, así que la mejor opción sería caminar en dirección a la Universidad de la Sapienza, que quedaba en sentido opuesto, pero dentro del mismo nivel y hacia allí fuimos. Además, no era cuestión de toparse justo en esa noche fresca con el fantasma de Servio Tulio, el sexto Rey de Roma, quien había sido empujado por su retorcido yerno, Tarquinio el Soberbio y luego rematado con un carro por su hija Tulia. Toda una servicial familia; tremendos desgraciados. De ahí que la escalera también se la conoce como “La escalinata de la sinvergüenza”.

Moises tumba de Julio II

SEGUNDA PARTE:

  A poco de caminar, nos encontramos frente a la entrada de la Domus Aurea, “La Casa de Oro” donde se encontraba un fabuloso palacio construido por Nerón. Desde un costado de la esquina, la luz de una farola daba brillo a un viejo cartel que decía: “Hosteria da Nerone”. Confieso que en un comienzo tuve algunas dudas, porque el aspecto era como el de las viejas fondas; pero acostumbrado a los encantos y sorpresas de mi querida Buenos Aires, intuí que aquello podía ser un hallazgo estupendo, el sitio indicado, por lo que entramos sin mayores vacilaciones y por esos caprichos del destino, de las quimeras romanas, no nos equivocamos. 

La recepción resultó más que calurosa, sus dueños se esmeraron por ubicarnos en una buena mesa vestida con mantel cuadrillé, la carta era bien casera y tentadora, el vino suelto servido en jarra, era noble, más que aceptable y cuando nos trajeron los platos…comprendí que aquello se había convertido en un amor a primera vista.

  Desde aquella noche, siempre regreso a la Hostería da Nerone, es parte esencial de cualquier visita por Roma, tanto es así que con los años, se ha establecido una sana amistad, una especie de reencuentro familiar ameno, cordial, porque los que manejan la hostería, son realmente una familia y todos trabajan allí, todos son parte de Nerone. He ido tantísimas veces y siempre he comido muy bien, excelentemente bien, el antipasto de la

Osteria Da Nerone

casa, los alcauciles, los hongos frescos, la sopressata y el jamón italiano, la gran variedad de pastas, los rigatoni alla matricciana, los gnocchi al fileto, el osobuco ai funghi, la tripa alla romana, el tiramisú son verdaderos manjares, delicias para el paladar, ni que hablar del café y del amaro que me han servido siempre a modo de cortesía.  Comida tradicional, zona tranquila, cálida atención ¿Qué más se puede pedir? Encima, la caminata obligatoria después de una gran cena, nos invita y nos lleva a mirar su entorno maravilloso, porque el coliseo romano, se encuentra frente a nosotros en toda su plenitud y de noche, amigos míos, de noche, es un verdadero regalo para los ojos, una fotografía inevitable para recordar los encantos de Roma, la bondad de un lugar llamado. Hosteria da Nerone.

Hosteria da Nerone

Via delle Terme di Tito 96, Roma

Teléfono: +39 06 481 7952