El Toro de Falaris

“Recorriendo Sicilia, encontramos historias fantásticas como la de Falaris, el tirano de Akragas, la actual Agrigento, y su Toro de Metal, que nos remite a un relato en el que es difícil discernir entre el mito y la realidad. O al menos, si se tratara de la segunda, intentar aceptarla.”

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  Aquellas personas que tengan la fortuna de viajar, podrán recorrer bellos lugares, conocer con sus propios ojos, edificios, ciudades, esculturas o pinturas que alguna vez estudiaron en la escuela,  observaron en los libros, revistas o medios de comunicación. Se deslumbran ante esas maravillas, sacarán sus cámaras para tomar fotografías, relatarán su experiencia y lo más interesados, analizarán y escribirán notas al respecto. Es lo usual y es muy gratificante. Pero la magia puede ser aún mayor cuando se enciende la imaginación, cuando el narrador de una historia nos lleva hacia los orígenes de la obra, nos cuenta acerca de la biografía del creador o nos describe el excepcional acontecimiento ocurrido en ese lugar.

Agrigento
Agrigento

  Muchas veces me he detenido en un sitio determinado para indicarles a los participantes, que por el mismo camino que recorrimos, se había llevado a cabo una gran batalla, había existido otra iglesia, se había  fundado la ciudad, por dar algunos ejemplos. Transportarse mil, dos mil o tres mil años atrás en el tiempo para intentar imaginar a las legiones romanas en formación, la construcción de una catedral, las ruinas de una muralla  o la venta de esclavos en una plaza pública.

El Toro de Falaris

  Este prólogo sirve para trasladarnos unos 500 años antes de Cristo. Estudiando los orígenes de Sicilia y de algunas ciudades en particular como Agrigento o Siracusa, aparecen personajes increíbles como los tiranos: Dionisio I de Siracusa, Gelón o Falaris entre otros. Cabe aclarar que el concepto de tirano en la antigüedad de las colonias griegas, no era el mismo que representa hoy. El tirano podía tener el mando y poder de una ciudad estado con mano dura, pero también era defensor,  protector y generador de obras en favor del crecimiento y la prosperidad de sus súbditos, por ende, de la misma ciudad que gobernaba.

Tirano de Agrigento
Toro de Falaris
Toro de Falaris

  Posiblemente no sea el caso de Falaris, el tirano de Akragas, la actual Agrigento.  Algunas versiones escritas lo mencionan como un sujeto que proporcionó agua corriente a la ciudad, la adornó con bellos edificios y fortificó sus murallas. Sin embargo, hay otras manifestaciones que dicen lo contrario, adjudican el embellecimiento de la ciudad en su propio beneficio y Plutarco lo menciona como un ser despótico e impiadoso.

  A él se le adjudica el llamado “Toro de Falaris” un instrumento de tortura que lleva su nombre. Los ajusticiados eran introducidos en el interior de una estatua de bronce hueca con forma de toro. La estatua se colocaba encima de una hoguera para calentar el metal haciendo el efecto de un horno. Los alaridos y los gritos de las víctimas salían por la boca del toro, haciendo parecer que la bestia mugía, al mismo tiempo que el vapor salía con fuerza por la boca, incluso por las orejas.  La leyenda cuenta que el diseñador, un escultor ateniese  llamado Perillo, murió al ser metido dentro de su propia creación por la guardia de Falaris cuando le presentó el mortal instrumento.

  También la historia cuenta que el Tirano Falaris encontró la muerte dentro del vientre del toro, luego de ser derrotado por Telémaco.

  El toro de Falaris, siguió siendo utilizado como instrumento de tortura y muerte por los romanos contra cristianos como por ejemplo, el caso del asesinato de San Eustaquio y su familia. El salvajismo por el uso de semejante artefacto, culminó en tiempos de la santa inquisición quien lo utilizó para ajusticiar a muchos inocentes.

Alejandro Maruzzi